Iba del comedor a la cocina en busca de un alfajor de chocolate, esos tan deliciosos que le habían traído de Mar del Plata. Los dulces eran su mayor tentación.
Los ojos de Francesca bailaban con los brillos de la mesada.Estaba impecable aún bajo el desorden habitual de la nueva jornada. Otra de sus pasiones era la decoración. Cada vez que salía compraba algo ,desde un repasador , cuadros o adornos cuyos diseños la habían sorprendido.
Los imanes nuevos en la heladera, la cortina con volados, los frascos con tapas herméticas de colores vivos y apilados, con bizcochos de avena, yerba , azúcar, té verde, nueces, arroz integral.Todo estaba como le gustaba.Contrastaba con aquella mesada, la otra ,la de antes, siempre de mármol negro que tenía la difícil misión de sostener platos, fuentes , cubiertos y vasos pero sucios. Todo quedaba allí o sea los utensilios usados y desparramados por todo el negro marmóreo.
-Estoy harto Francesca...¡tener que lavar todo esto!.Hay que usar el lavaplatos automático.
Para Marco era una tarea humillante, como si fuera una tarea exclusiva sólo para ella. Esa tarde su marido tomó una de las cucharas de postre con su mano y la hizo bambolear delante de los ojos de Francesca.
-Mirá ¿ves?..Está sucia...¿entendés?
Con algún atisbo de voluntad Francesca, había intentado preparar una sopa de verduras con trocitos de calabaza y puerros. Marco tomó la olla de acero inoxidable, la puso boca abajo ,la zarandeó con violencia y dijo...
-Esta cacerola tiene fideos pegados ...
Los dedos de Marco, que en otros tiempos la habían acariciado con delicadeza, tomaron también su remera y la sacudió con una voz gutural...
-Tu camiseta tiene un mancha Francesca...
A esta altura no conservaba el blanco original, ni tampoco el olor a jazmín del lavado.
Ella estaba parada ahí, en el umbral de la cocina, escuchando palabras de Marco que la golpeaban. Cada frase,cada palabra, la herían con los filos punzantes de cada letra.
No le respondía,callaba .
Sus pies estaban paralizados.
Estancada ,pegada al piso de porcelanato como si de repente hubiese echado raíces .
Sólo deseaba que se fuera...¡Por Dios que se vaya!-pensaba Francesca ansiando que la tortura terminara de una vez.La escena se repitió varias mañanas .
El mismo lugar, el mismo porcelanato , el mismo silencio y deseo.Casi un año matinal de tortura con nuevas heridas mientras Marco permaneció con María Francesca.
El era otro esposo y ella estaba enferma.
El era un padre desconocido y ella una mamá sin fuerza.
El un hombre violento y ella una mujer violentada.
El un demonio y ella un ángel caído.
Margarita Flores
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Interesante pero me quede con la interrogante ? Me gustaría leerla donde puedo conseguirla no se si aquí en mi país este. .gracias.🌼
Ma Gloria Carreón Zapata comentó
ResponderBorrar"Un gusto disfrutar de tan amena narrativa querida Gloria, un deleite. Te felicito, un cálido abrazo desde México."
UNIÓN HISPANOMUNDIAL DE ESCRITORES. UHE
ResponderBorrarComentario de Gómer Abel Rubio Roldán
Es hermosos leerte Gloria Rafaela Pompa... significa mucho más que viajar por el tiempo en busca de recuerdos...
ResponderBorrarLuis Hugo Aguirre Robledo
Son amigos(as) en Facebook
ejecutivo de obras en Empresa privada
Estudió en Universidad Arturo Prat
Vive en Iquique
Realmente su lindo oficio de escribir para todo el mundo ,es un deleite y más acompañado de su bella figura...Un saludo y abrazo desde Chile Norte y costero...
Interesante y puntal tema. Gracias Gloria.Antonia Cobo
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