lunes, 28 de enero de 2019

Capítulo 12..Sola.

En la última entrevista con el doctor Ibañez, Marco comenzó hablar  enérgicamente.

-Ella no tiene interés en mejorar,...ella  miente..ella no quiere salir,...ella,...ella,...
-Dejala hablar Marco! . Increpó el doctor...Así nunca va a decir nada,o que se exprese.

El doctor Ibañez pretendía de esta forma acallar al enardecido esposo de Francesca. 
Un silencio espeso se hizo dueño del lugar detrás de esa ultima palabra.Después de algunos segundos Francesca dijo algunos monosílabos...Contó que hacía dos días que regaba las plantas del balcón, de haberse  pintado las uñas color blanco nacarado, inclusive había leído la primer página del diario y no mucho más.La sesión había finalizado

En el regreso a su casa, en el auto, Marco malhumorado y molesto dijo,...
-Acá no volveremos nunca más.

Era obvio, estaba claro que el doctor Ibañez  se había animado a contradecirlo, haciéndolo callar  delante de su esposa. El doctor y Marco habían sido compañeros en la escuela secundaria pero ahora "esto" lo descolocaba. En algún punto había perdido a un "aliado."

El domingo siguiente , en la Pascua de resurrección, sonó su celular por la mañana .
Francesca escuchó...-No te ayudo más, arreglate sola.
Antes que pudiera decir una palabra Marco cortó la comunicación.

Lejos de producirle preocupación, María Francesca detrás de ese comunicado sintió paz y alivio. Aún sin el apoyo y contención para vencer  su enfermedad, se sentía particularmente más satisfecha y alivianada....La pesada mochila de sentirse en la obligación de los días miércoles concurrir al Centro Médico había desaparecido, como por arte de magia.

Acomodó su colchón de espigas y se durmió mientras la luna dejó de encandilar y se estiró llorosa sobre la ciudad.




viernes, 25 de enero de 2019

Capítullo 11.3 de Diciembre

Marco se apoyó en una de las butacas de la mesada en la cocina.Vestía pantalón  negro y una camisa blanca que Francesca le había comprado para que combinara con los diferentes trajes que llevaba a su consultorio...Estaba sin corbata.
Su pelo de un castaño rojizo ,empezaba a poblarse de unas tenues canas en las sienes...Siempre se había preguntado como sería envejecer juntos y más aún , sostener una montaña de años de matrimonio.

Marco movía nerviosamente sus manos y la pulsera de oro ,bien finita , bailaba caótica ,sin ritmo en su muñeca izquierda.

-Esta mañana estuve con la psicóloga Benitez..., llegamos a una conclusión,que no debo ser más tu enfermero.
-¿Cómo mi enfermero?..Pensé que eras mi marido...¿Entonces?
-Mañana me iré a vivir con mi mamá...Pienso en Tomás...¿Qué va a ser de el o quién se va a ocupar?
-Tomás puede entender perfectamente, además están en primer lugar vos Marco, sus abuelo,tíos..pueden ocuparse junto a otras personas de nuestro hijo, sin que esté lejos mio mientras yo me recupero...Agregó Francesca mientras sus ojos seguían con la vista esquiva de Marco.

María Francesca trataba no perder la calma, dentro del estupor y su ciego entendimiento.Sintió como su espalda y cuello se ponían duros como estacas.

-No, yo me voy, hasta taquicardia tengo....Te ubico en la casa una señora permanente y solucionado.
Marco se puso de pie y Francesca comprendió que la firmeza de sus palabras eran convincentes.

-No es el momento Marco, estoy mal, estoy enferma. Ya me voy a mejorar.

Marco siguió con su discurso premeditado , sin escucharla...¡Qué locura! El enfermo ¿era el o ella? 
Francesca dejó de insistir, no tenía fuerzas tampoco, le pidió que esa noche durmiera en el cuarto de huéspedes.
No eran dos pares de huellas juntas que recorrían el mismo sendero,no podía hacer que su voluntad volviera, su boca parecía amordazada por el gran temor a las amenazas y la violencia de Marco.

Francesca añoraba otros tiempos...como si pasaran colgadas de una cola de barrilete algunas fotografías cuando la salud la acompañaba, imágenes de un atardecer juntos ,en bicicletas  recorriendo las calles arboledas de robles y palmeras de Parque Leloir, para descubrir luego los cantos de las calandrias y los pájaros carpinteros ,o las cenas en Puerto Madero con el reflejo de la luna .

Ese 3 de diciembre , Francesca supo que  estaba sola.
Absolutamente sola para hacerse cargo de sí. Nadie iba a hacerlo por ella. Vio como su esposo huía como una gacela.
Se ha escrito que la sensación de abismo de la depresión es grande e inexplicable, y que la voluntad es el órgano más quebrado. Así estaba Francesca, partida en dos como una hojuela al costado del arroyo, deshecha física y mentalmente.

Ese tres de diciembre , en otro atardecer Francesca replegó sus alas para dejar de volar. Escondió sus brillantes colores y abandonó el cielo y las flores.

martes, 15 de enero de 2019

Capítulo 10.El doctor Ibañez

El día miércoles era tedioso porque estaba asociado con una visita de Francesca y Marco al sanatorio,una vez por semana.
Francesca se arreglaba prácticamente nada, con la ropa detallada de siempre, la misma pollera,camisa y  chatitas. Tenía que disimular, conformar a su esposo , saberse las preguntas de memoria y acomodar un poco las respuestas para que parecieran nuevas...Ya levantarse de la cama era como pretender abrazar el universo con sus dos manos.

Un rato antes de sesión , Marco mostraba su molestia. Le recriminaba no hacer nada,  haber suspendido sus actividades, que debía socializarse, programar un viaje, un curso. Así era todo el trayecto hasta la clínica, un largo monólogo que Francesca soportaba estoicamente como la más grande heroína.
Amaba los viajes , su refugio de lectura en una glorieta de rosas trepadoras del rosedal, la vida al aire libre,bailar, escuchar música, patinar, y las tortas con abundante crema y dulce de leche...Sin embargo ,no tenía el ánimo para todavía recuperar esa vida.

El sanatorio estaba en Barrio Norte, parecía un elegante hotel de cinco estrellas, todo revestido en mármol y brillantes los herrajes.Una voz femenina en el ascensor anunciaba los pisos donde paraba, mientras una música clásica se hacía escuchar por los parlantes .La gente iba y venía por los pasillos,tal vez más sana o más enferma.

En la sala de espera del consultorio del Dr Ibañez había sillas confortables y algunos cuadros con imágenes de caballos. Un ventanal daba a un especie de jardín interno de invierno. Francesca en la espera tuvo claramente dos sensaciones, como si tuviera puestos unos zapatos de cemento en el andar y la otra fue sentirse igual que una de aquellas hojitas, partidas y secas....Había un pedacito de su corazón.

Un desgaste inútil cada miércoles, a la misma hora, de la misma manera y con Marco a su lado lo que conllevaba  pérdida de tiempo porque Francesca callaba frente al Doctor Ibañez. El psiquiatra y Marco eran amigos y si bien habían perdido contacto , se reencontraron a partir de la crisis momentánea de María Francesca.

-¿Cómo tenerle suficiente confianza en contarle al Doctor qué le pasaba?..¿Cómo relatar lo que tenía atragantado en su garganta delante de su esposo?....

-¿Cómo se encuentra Francesca?...
Ella dedujo que mucho no parecía importarle al profesional lo que tenía para decir.
-Mejor- respondía, cuidando el tono de voz, tratando que la mentira no desnudara sus verdaderos sentimientos. Estaba igual o cada vez peor. Su discurso siempre parecido.

-¿Señora puede dormir?...¿Escucha ruidos raros o ve imágenes?...
-No Doctor...jamás vi ni oí nada raro, también puedo dormir....paso por una depresión, nada más.
Lo cual era cierto.
Por sus adentros Francesca se decía a si misma lo que no gritaba....
-Si pudiera el Dr Ibañez leer mis pensamientos...si supiera del maltrato de Marco...¡del miedo terrible qué siento!...Con el más grande de los temores , la amenaza que le saque de su lado a su niño Tomás.

Con su frialdad habitual el Doctor ,le indicaba o ajustaba la medicación y listo. Estaba claro que no iba a entender nunca la verdadera situación porque  ignoraba los detalles que profundizaban el abandono de persona en el cual estaba inmersa. Inclusive la responsabilidad de asistir a un enfermo en cuanto a ocuparse del control de la medicación,  horarios y o pautas farmacológicas indicadas, las cuales siempre corren por cuenta de la familia. 
Pero Francesca ya no pedía ayuda, no quería agregarse la más mínima preocupación,  si hasta una pluma que cae al piso le resultaba un enorme problema.

En estas sesiones estaban los tres. El médico sentado detrás de un escritorio de roble, sosteniendo un cenicero y retratos familiares. Una lámpara antigua que  le había llamado la atención a Francesca,se parecía tanto a la que su abuelo tenía en su escritorio. Las paredes lucían algunos diplomas con los marcos fileteados en dorado y en el lapicero dormían varias con las iniciales del psiquiatra.

El Dr Ibañez, Marco y Francesca,....la señora de los silencios.




lunes, 7 de enero de 2019

Capítulo 9. Alianza...

Era natural,Marco lo indagaba porque contaba con la total inocencia y espontaneidad de su hijito Tomás. Lo conducía a su estudio y construyendo alevosamente un ámbito de" complicidad",le preguntaba...

-¿Qué hizo mamá hoy?...Contame...
Después de un rato la inquisición se trasladaba a ella.

-Tomás me dijo que dormiste todo el día...
-Tomás me dijo que comiste dos duraznos ...
-Tomás me dijo que...

Francesca estaba parada en la entrada del escritorio y observaba toda la escena.Cuánto dolor sentía en su corazón al no poder ocuparse de nada ni de nadie.Imposible definirlo con palabras. Aún así ,si hubiera podido hacerlo, no le salían por su garganta clausurada. Sobre sus cuerdas vocales sentía tenía un pañuelo invisible, fuertemente anudado.Francesca le tenía miedo a Marco.

Su esposo jamás la consultaba si necesitaban algo, ni para ella ni para el hijo de ambos. Siempre estaba enjoado, ofuscado, furioso, ausente.
Francesca sentía a su vez incertidumbre,ya que su ausencia en el hogar era cada vez más prolongada y misteriosa...Los martes y viernes eran los días que él volvía a las cinco de la mañana y los fines de semana siempre tenía motivos  para escaparse del departamento.Ni siquiera participaba de eventos profesionales ni los torneos de tenis en el club de Tortuguitas.

Lejos estaban aquellos fines de semana en los que compartían tantas salidas .La vida armoniosa de una familia normal era una película en blanco y negro y,los  paseos o viajes un par de fotos amarillas y ajadas.
Francesca sufría "un doble abandono".

Ante las llegadas tardías de Marco permanecía nerviosa y angustiada, solos, abrazados en la cama, albergados por el silencio que reinaba en el dormitorio. Tomás se dormía de inmediato y ella permanecía atenta a las llaves, la cerradura, el picaporte.Por fin en la madrugada se abría la puerta blindada del piso de Palermo.

-Al menos Tomás está protegido...- Pensaba Francesca como mamá.

Abrazados al sueño , Tomás y Francesca no se despegaban ...Era una alianza de luz.



viernes, 4 de enero de 2019

Capítulo 8...Mendiga

Desde siempre, desde el colegio secundario y más pequeña aún, sentía atracción por el mundo de la ropa,  accesorios y, la alta costura.Era una mujer de detalles, muy femenina, con personalidad. Transmitía sensualidad al pasar, y todo lo llevaba con elegancia,sea un jeans como un equipo deportivo.Alta, delgada ,de ojos claros,muy rubia, nunca pasaba desapercibida.

Cuando se enfermó sintió que se transformaba en una especie de mendiga...Si hubo algo incuestionable fue su cambio en la forma de vestirse. No le importó. Para nada. Pasó de ser una modelo a una mendiga.Por lo menos a una mujer extremadamente diferente.

Durante esos sucesivos largos meses, Francesca usaba una pollera clásica, con un frunce en la cintura, muy suelta y liviana, color azul claro, con el ruedo ondulado ,el cual finalizaba con finos y pequeños flecos.La misma llegó a tener unas manchas que ella las miraba con cariño.La había adquirido en una feria en Roma.Siempre la misma pollera e invariablemente una camisa blanca abotonada con el cuello mao con una rosa bordada en hilo dorado en en el bolsillo derecho.Sus chatitas con un moño era de gamuza gris , las había traído de un viaje a Colonia del Sacramento un año antes. Nada más. No había ninguna variante en su vestimenta.

Sus padres, sus suegros ,le pedían por favor de cambiarse, que usara sus  polleras de seda, las  camisas con apliques de broderie, o los jeans gastados que tan bien le quedaban , o las botas altas con tachas...Su nueva imagen  contrastaba  con la que recodaba, se asustaba cada vez que se miraba en el espejo del vestidor,igual cerró las puertas de los placares .

Por ese cuadro de estrés y depresión, sus hormonas debido a la medicación  se habían revolucionado y de golpe había subido varios kilos de peso..
¿Dónde estaba la verdadera Francesca, la modelo de pasarela?...Era tan opuesta, tan disímil , con aquella otra Francesca  a la vista de todos.Estaba segura que su imagen era vergonzante para ellos.

Tal vez preferían ignorar que estaba pasando un período depresivo , tal vez preferían no mirarla siquiera,como si fuera una hoja entre tantas ,de las que se caen el el parque , abandonada , seca y sola.




jueves, 3 de enero de 2019

Cápitulo 7...El noticiero de la mañana.

Marco la vio rascarse la cabeza...
-Usá el peine de Tomás, estuvo jugando con las primas y seguro le contagiaron algunos piojos.Le dijo mientras buscaba una corbata para su traje negro en el vestidor.

Francesca odiaba los amaneceres , Marco se los hacía odiar.Su esposo había dado un giro de ciento ochenta grados y mostraba su creciente malhumor . Ella desde la cama, quería que se fuera rápido al evento y después a su consultorio.
Con el volumen altísimo,Marco ponía el noticiero todas las mañanas,siempre el mismo programa periodístico en la televisión.....El plasma era otra persona perturbadora en la casa. Francesca le pedía que bajara el volumen,era una tortura que le taladraba sus oídos.Marco sabía que le molestaba y lo hacía a propósito....Mientras tanto desayunaba su café con leche, tostadas y jugo de naranja, al tiempo que se afeitaba, repasaba la agenda y, respondía mensajes en la computadora.

Francesca buscó un peine fino en el botiquín ,y se lo pasó por su pelo rubio y ondulado . Descubrió con sorpresa que eran liendres.Sin dudas su hijo se las había contagiado de sus primas quienes ya conocían del tema. Tomás tenía un cabello rojizo,corto pero lacio y abundante .

-Me das asco...le dijo Marco...En mis cuarenta años nunca vi una mujer con piojos...

Lo último que deseaba escuchar. Ella sintió que su corazón se partía en pedacitos como una hoja seca ,la cual pisan sin siquiera notar su quejido.
Mientras tanto el locutor indicaba la hora,la humedad, la sensación térmica, presión atmosférica,dirección de los vientos,posibles lloviznas...a viva voz y, para Francesca le significaban gritos.

Después de pasarse el peine fino, tomó el champú y el acondicionador de marca francesa para lavarse la cabeza.Se dio cuenta de cierta torpeza,porque no salía espuma.Había equivocado el orden y se puso directamente el acondicionador con perfume a almendras.Ni le interesó el detalle.
Se enjuagó el pelo, lo envolvió en una toalla tibia, corrió a apagar el plasma y volvió a su cama que ya extrañaba y ansiaba...Más tarde se ocuparía de barrer las liendres con el peine .

Se acurrucó entre las sábanas con flores, tratando de no pensar y dormitar...