-Ella no tiene interés en mejorar,...ella miente..ella no quiere salir,...ella,...ella,...
-Dejala hablar Marco! . Increpó el doctor...Así nunca va a decir nada,o que se exprese.
El doctor Ibañez pretendía de esta forma acallar al enardecido esposo de Francesca.
Un silencio espeso se hizo dueño del lugar detrás de esa ultima palabra.Después de algunos segundos Francesca dijo algunos monosílabos...Contó que hacía dos días que regaba las plantas del balcón, de haberse pintado las uñas color blanco nacarado, inclusive había leído la primer página del diario y no mucho más.La sesión había finalizado
En el regreso a su casa, en el auto, Marco malhumorado y molesto dijo,...
-Acá no volveremos nunca más.
Era obvio, estaba claro que el doctor Ibañez se había animado a contradecirlo, haciéndolo callar delante de su esposa. El doctor y Marco habían sido compañeros en la escuela secundaria pero ahora "esto" lo descolocaba. En algún punto había perdido a un "aliado."
El domingo siguiente , en la Pascua de resurrección, sonó su celular por la mañana .
En el regreso a su casa, en el auto, Marco malhumorado y molesto dijo,...
-Acá no volveremos nunca más.
Era obvio, estaba claro que el doctor Ibañez se había animado a contradecirlo, haciéndolo callar delante de su esposa. El doctor y Marco habían sido compañeros en la escuela secundaria pero ahora "esto" lo descolocaba. En algún punto había perdido a un "aliado."
El domingo siguiente , en la Pascua de resurrección, sonó su celular por la mañana .
Francesca escuchó...-No te ayudo más, arreglate sola.
Antes que pudiera decir una palabra Marco cortó la comunicación.
Lejos de producirle preocupación, María Francesca detrás de ese comunicado sintió paz y alivio. Aún sin el apoyo y contención para vencer su enfermedad, se sentía particularmente más satisfecha y alivianada....La pesada mochila de sentirse en la obligación de los días miércoles concurrir al Centro Médico había desaparecido, como por arte de magia.
Acomodó su colchón de espigas y se durmió mientras la luna dejó de encandilar y se estiró llorosa sobre la ciudad.
Lejos de producirle preocupación, María Francesca detrás de ese comunicado sintió paz y alivio. Aún sin el apoyo y contención para vencer su enfermedad, se sentía particularmente más satisfecha y alivianada....La pesada mochila de sentirse en la obligación de los días miércoles concurrir al Centro Médico había desaparecido, como por arte de magia.
Acomodó su colchón de espigas y se durmió mientras la luna dejó de encandilar y se estiró llorosa sobre la ciudad.
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